Siempre tendremos un Norte

Siempre tendremos un Norte

Cuando el fútbol de la ciudad parecía derrumbarse con la pérdida de la plaza fija del Nacional, muchos nos enamoramos de ese Deportivo Norte y tuvimos nuestro Paris futbolero, y hoy, para regocijo del alma, a medida que el tiempo pasa, volvemos a escuchar la dulce melodía de una historia cercana que nos invita a revivir los buenos viejos tiempos.

jueves, 23 de abril de 2020

“Es La misma vieja historia,

una lucha por el amor y por la gloria,

una historia de hacer o morir.

 El mundo siempre le dará la bienvenida a los amantes

a medida que pasa el tiempo”.

Herman Hupfeld

 

Esta historia de amor futbolero nació en 1985 en una de las tribunas  del añorado estadio San Martín. Oscar D’Addatto y su hijo Cristian observan un partido que tiene como protagonista a Peñarol, un milrayitas que por entonces acaparaba en su plantilla un puñado de nombres propios que jerarquizaban el torneo liguista. El Guri Marinucci, Carlos Batman Buttice, Quito Galay, Omar De Felippe, Manuel Rosendo Magán, el Negro Luis Silva, Dario Bonjour, Luis Sergiotti, el Gancho Díaz, entre otros.

 

Allí, en las gradas,  se encontraron casi accidentalmente  D´Addatto, Carlos Miori  y el Flaco Hugo Vega. Aquella charla fue, a priori,  la génesis de un proyecto futbolístico que marcó a fuego y dejó  huella en los seguidores  del fútbol de Mar del Plata. Miori, referente indiscutido de Deportivo Norte, escuchó a un joven empresario marplatense dispuesto a generar y dirigir una gestión revolucionaria en el club del barrio La Perla.  “Hasta la Copa Libertadores no paro”, fue el pregón de D’Addatto ante los dirigentes aurinegros, quienes encabezados por su presidente Ángel Miori, papá de Carlos, avalaron  la propuesta.

 

Miori en 1985 era una de las figuras de Mitre, en tanto su Deportivo Norte buscaba con talentosos pibes de inferiores su ascenso a primera. El desembarco dirigencial, un año después, de Oscar D’Addatto,  puso en marcha una planificación deportiva y económica que sorprendió a propios y extraños. A los futbolistas del club se habían sumado  muchos refuerzos de  jerarquía, el equipo entrenaba en Villa Marista y concentraba en un hotel céntrico de la ciudad.

 

El Pelado Carlos Miori asumió como entrenador acompañado por Hugo Vega, su ayudante de campo. Vale recordar que en 1986 Carlos había fichado con Alvarado, por tanto, cumplió una innovadora doble función: director técnico en la B, jugador en la A.

El aurinegro logró finalmente su primer objetivo en cancha de Nación donde conquistó el ascenso tras superar en la final a Colegiales. Ambos conjuntos arribaron punteros al cierre del torneo y dirimieron el pleito en sendos partidos. El primero fue empate 0 a 0 y el segundo, tras una remontada epopéyica, triunfo de Norte 4 a 2.

 

Para afrontar el campeonato en 1987 Oscar D’Addatto contrató al Jeje Carlos Montenegro, campeón con Circulo Deportivo, tal vez uno de los entrenadores más ganadores del fútbol local. Miori, por su parte, dejaba la conducción técnica para sumarse al equipo como futbolista.

 

Deportivo Norte ganó el campeonato de elite y emulando la hazaña de Rosario Central, también en las temporadas 86/87, hizo historia al conseguir dos títulos consecutivos en diferentes categorías. La Pantera Oscar Delarroca,  Diego Montina, Ernesto Perisse, Claudio Bianchi, Francisco Cortadi, Jorge Castillo, el Batata Montecchia, la Garza Luis Di Martino, Marcelo Firpo y un joyita proveniente del Kimberley, Alejandro Giuntini, sumaron su talento para conformar un plantel de altísima jerarquía. Su primera participación en el Regional fue auspiciosa y dejó un sello identitario pletórico de buen juego de cara al próximo año.

 

El verdugo que lo marginó de la competición fue un sorprendente Estación Quequén de Necochea, equipo  que lograría el traspaso al Nacional B con una autentica hazaña al superar en la final a Olimpo de Bahía Blanca. Como dato anecdótico cabe destacar que el aurinegro venció al club portuense por tres  tantos contra dos en el estadio Mundialista. Los goles fueron marcados por Oscar Delarroca, Ernesto Peto Perisse y el Bombillo Carlos Miori, tres futbolistas que merecen un párrafo especial por su talento individual y  por sus intachables y destacadas trayectorias deportivas. El árbitro de ese cotejo fue un ignoto Javier Castrilli.

 

Los asiduos habitantes de las tribunas marplatenses fueron testigos del bicampeonato norteño. El equipo de Carlos Montenegro obtuvo en 1988 una nueva estrella y a partir del mérito alcanzado enamoró por su propuesta futbolística a miles de simpatizantes de la ciudad. El querido colega Pedro Suarez señala y destaca a aquel Deportivo Norte como uno de los mejores equipos que vio en su vida y pondera el sacrificio empresarial y dirigencial de Oscar D’Addatto al frente del proyecto.

 

La asegunda categoría del fútbol argentino seguía siendo el anhelo del cuerpo técnico, jugadores, dirigentes, auspiciantes e hinchas. En consecuencia el promocionado goleador sabalero Claudio Mir. Roberto Mario Gómez, Claudio Bianchi, Horacio García, Jorge Jaquet y el Noni Luis Piazzalonga, proveniente del Bucaramanga colombiano, fueron las incorporaciones  que estamparon sus firmas en el club de La Perla, sabedores de antemano que el desafío era una revancha en el Regional 88/89. Y la revancha fue esperanza y tiñó de negro y amarillo el corazón de “la Mondongo”, orgullosos habitantes de un barrio que vivían a pura pasión en las tribunas cada uno de los partidos que jugaba Norte.

 

Sábado 22 de abril de 1989, cuartos de final del torneo del  interior del interior, cancha de Nueva Chicago. Arbitraje de Humberto Dellacasa.  Triunfo del local 1 a 0 con un tanto anotado a los 22 minutos del primer tiempo por el delantero Sergio Falce.

 

Di Martino; el Pato Castañeda, Piazzalonga, Nichea y Jaquet; Román, Derbilli, Cortadi y Miori, Cacho Albornoz y Néstor Verdinelli, fueron los once iniciales de Carlos Montenegro. En la segunda parte  ingresó Piki Cisneros por Castañeda y sobre el epílogo del encuentro Alejandro Partenzi reemplazó a Carlitos Miori.

 

Domingo 30 de abril de 1989. Revancha en el Estadio Mundialista de Mar del Plata. Superando todo los pronósticos más de 10 mil espectadores acompañaron  al conjunto local. Héctor Gelay fue el hombre de negro.

 

Norte saltó al campo de juego con Di Martino: Jaquet, Piazzalonga, Nichea y el Cato Cortadi; el Gurka Carlos Román, Elías Derbilli y Piki Cisneros: Miori y Albornoz. En el segundo periodo Luis Nicoletti entró por Cisneros y Castañeda por Nichea.

 

El partido comenzó parejo con un leve predominio  de Norte. A los 33 minutos del primer tiempo tiro de esquina desde el sector zurdo. Notable pegada  de Piki Cisneros y la  aparición casi fantasmal de Piazzalonga para establecer de cabeza el 1 a 0, resultado final que determinaría un alargue al tiempo reglamentario para decretar que equipo lograba el pasaje a la instancia semifinal del torneo.

Al minuto de juego desatención defensiva y gol de Sergio Rodríguez para Nueva Chicago. El Torito aguantó con un hombre menos cada embate rival y se aferró con uñas y dientes a la paridad que le daba la clasificación. Pero cuando el partido parecía tener su final escrito, éxtasis en amarillo y negro, otra vez la cabeza salvadora de Noni Piazzalonga para sellar el 2 a 1 definitivo y encaminar el pleito a la definición desde el punto penal.

 

Patea Chacoma para Chicago, contiene la Garza Di Martino. Va Piazzalonga, desviado. Dundo convierte el 1 a 0 para el verdinegro. Empata Miori. Maurín anota el 2 a 1 para los visitantes. Dante Esteban Albornoz no falla e iguala la serie. Lepera adelanta a Chicago 3 a 2.  Remata Verdinelli, contiene Cochella. El último penal fue para Sergio Rodríguez quien decreto el 4 a 2 decisivo y crucificó la ilusión marplatense.

 

Escribo esta crónica periodística con la pretensiosa  intención de redimir desde el afecto la pena que causó aquella derrota. Un traspié deportivo que a medida que pasan los años parece mutar su efecto primario y transformar las lágrimas de tristeza en lágrimas de orgullo por el camino transitado, por los sueños compartidos, por el reconocimiento popular que supo ganarse uno de los mejores equipos de la historia de la ciudad.  Un equipo que fue faro para el camino que luego otros navegaron.

 

Comencé estas líneas narrando la génesis de una verdadera historia de amor, amor por un club, por un barrio, por una camiseta. La historia de dos eternos soñadores, Oscar D’Addatto y Carlos Miori, el Virrey Primero de La Perla, quienes en las gradas del añorado estadio San Martín dieron vida a un proyecto que encolumnó a muchos y muchas, a propios y extraños. Una idea que tuvo sostén en el compromiso y en el sentido de pertenencia de los jugadores formados en las divisiones menores de Deportivo Norte, participes necesarios en la maravillosa aventura que los condujo desde un ascenso, bicampeonato incluido, a una fase definitoria  de un Regional.

 

Para el cierre pensaba en la emblemática película Casablanca, una obra maestra del séptimo arte, ganadora de tres premios Oscar en 1944.  Ingrid Bergman y Humphrey Bogart viven en los personajes de Ilsa Lund  y Rick Blaine un apasionado romance en París en los días previos a la ocupación alemana durante la II Guerra Mundial.

 

El filme inmortalizó tres momentos únicos, inolvidables, icónicos. “El mundo se derrumba y nosotros nos enamoramos”,  le dice Ilsa a Rick. “Siempre tendremos París”, propone Humphrey Bogart en una dolorosa despedida al pie de un avión.  Y por supuesto,  el pedido de Ilsa al pianista que interpreta magistralmente Dooley Wilson. “Tócala otra vez, Sam. Tócala una vez, Sam, en recuerdo de los viejos tiempos”. Entonces la voz del músico del Rick´s Café interpreta  “A medida que pasa el tiempo” (As Time Goes By)

 

Me apropio de aquellas imágenes para el desenlace de este relato.  Porque cuando el fútbol de la ciudad parecía derrumbarse con la pérdida de la  plaza fija del Nacional, muchos nos enamoramos de ese Norte y tuvimos nuestro Paris futbolero, y hoy, para regocijo del alma, a medida que el tiempo pasa, volvemos a escuchar  la dulce melodía de una historia cercana que nos invita a revivir los buenos viejos tiempos.

 

Mario Giannotti

 

Comentarios de los lectores

  1. Dante albornoz dice:

    Emocionante relato tuve la suerte de participar en esa linda locura que nos embarcó a todos Óscar el pelado y huguito Vega.. seguramente a todos los tuvimos la suerte de estar en esa etapa de norte nos resulte inolvidable,la vida y el fútbol me dio la suerte de compartir otros grupos otros equipos ,pero no quiero pecar de falso..creo que para muchos de nosotros ese fue nuestro .MOMENTO INOLVIDABLE..cruzarme hoy con algunos de ellos hace k vuelva a recordar toda esa linda etapa .
    Agradezco a Dios haberte dado la posibilidad de haber formado parte de ese loco sueño..de esos locos lindos…

  2. Carlos melara dice:

    Muchas gracias Mario por refrescarnos la mente con historias como esta formidable de Deportivo Norte que escribió en esos años páginas de gloria para el fútbol Marplatense.
    Automáticamente es un justo homenaje a muy buenos dirigentes que fueron detrás de sus sueños y los formidables jugadores que integraron ese gran equipo.

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