Fernando Ponce, un caudillo que nunca deja de luchar

Fernando Ponce, un caudillo que nunca deja de luchar

El balcarceño Fernando Ponce, uno de los referentes futbolísticos de Alvarado acordó su continuidad en el club del ex barrio Mataderos. Esta crónica desanda su trayectoria deportiva e intenta enaltecer el temple de un luchador que nunca renunció a sus sueños.

viernes, 10 de julio de 2020

“Uno debe querer a quien conduce. Por eso hay que incluir al que no protagoniza y entender que los rebeldes no nos desafían, sino que simplemente están informándonos. Lo que no podemos permitir es que los jugadores dejen de luchar.” 

Marcelo Bielsa

 

La filosofía futbolera de estos tiempos aún cuestiona la génesis de los llamados marcadores de punta. ¿Cuatro se nace o te hacen? ¿El tres por su condición zurda está técnicamente un escalón por encima de su par derecho?

 

Releo y pongo en consideración una sabia reflexión del inefable periodista y escritor Juan Sasturain al respecto:

 

“Tal vez la ausencia de los marcapuntas, no es más que una consecuencia de la desaparición de los wines. Los punteros de medias caídas, camiseta fuera del pantalón y melena al viento, fueron la razón de existir de los laterales. Bien vale recordar que el ambiente natural del marcador de punta en sus especies más comunes es la franja lateral. A su costado la raya marca su límite territorial de seguridad; hacia adentro se extiende un espacio complejo y peligroso por el que suele transitar fugazmente, para regresar presuroso como gato al umbral. Su zona es fértil y por lo general permanece casi virgen, un espacio verde por el que se aventuran los demás, otros, entiéndase, punteros reconvertidos en extremos, mediocampistas todo terreno, y a veces por osados marcadores de punta, quienes rebeldes creen que hay vida más allá de la mitad de la cancha”.

 

El protagonista de esta crónica periodística es un virtuoso lateral zurdo, un rebelde que despierta aplausos más allá de su límite territorial, un bravío marcador que a pura gambeta y desparpajo pisa el área rival con ínfulas de wing setentoso. Un balcarceño que se consolidó como uno de los futbolistas más respetados y queridos por los simpatizantes de Alvarado.  Una pieza fundamental en el andamiaje ofensivo y defensivo planificado por el cuerpo técnico que encabezaba Mauricio Giganti en equipo que logró en 2019 el ascenso a la Primera Nacional.

 

Los primeros pasos de su carrera fueron vistiendo los colores del Club El Riojano de su ciudad. A los 13 años de edad fichó para Boca de Balcarce y de la mano del entrenador Daniel Lapadula abandonó la mitad de la cancha para debutar en primera división como lateral por izquierda.  La Liga lo reconoció como el futbolista más joven que había hecho su presentación en un torneo balcarceño y la dirigencia deportiva lo eligió como la revelación del año.

 

Su talento le permitió desembarcar en las divisiones menores del Club Banfield. Allí, con apenas 15 años,  vivenció por primera vez el desarraigo y la amarga experiencia de alejarse de sus afectos más cercanos.

 

“Al principio sufrí mucho. Soy hijo único y muy familiero. Mi papá y mi mamá siempre estuvieron y están muy presentes en cada momento de mi carrera como futbolista. Hoy en lo previo a cada partido de Alvarado, después del saludo protocolar miro a la platea, los ubicó y alzo la mano para saludarlos”.

En el Taladro compartió plantel con Nicolás Tagliafico y con los marplatenses Nahuel Yeri y Diego Galeano. En Reserva se vio obligado a mutar de mediocampista a marcador de punta porque un tal James Rodríguez ocuparía por un breve tiempo la banda zurda de la mitad de la cancha del conjunto sureño. El Gallego Sebastián Méndez, entrenador de primera lo convocó para sumarse al plantel profesional, pero tras duras divergencias con los directivos del club, Méndez renunció a su cargo y su reemplazante, el polémico Ricardo La Volpe, les bajó el pulgar a todos los juveniles promocionados por su antecesor.

 

“Esto fue un miércoles, estábamos haciendo la pretemporada en Mar del Plata, el jueves armé las valijas y me volví a Balcarce. Estaba enojado y decepcionado. Opté por la familia y gracias a mi amigo Matías Pasquale fiché para Racing.  El fútbol te prepara para jugar y también para la vida y ahí aprendes a superar todas las desilusiones”.

 

En 2013, el pibe que seguía los consejos de su bisabuelo Chicho, apostó por una nueva travesía en el deporte que amaba. Su papá, el “Uruguayo”, lo invitó a jugar una ficha más, a probar suerte en el exterior, tal vez, algún vagón del tren de su vida esperaba una respuesta antes de partir  definitivamente con rumbo desconocido. Dejó su trabajo de oficinista junto a otro amigo balcarceño, Bernardo Menone, y partió tras una utopía.

 

“Un representante me contacto y me fui a jugar a Gibraltar,  al Liynx FC de primera división. La verdad fue una experiencia hermosa. La pase muy bien. Viaje mucho, conocí España. Gibraltar, una colonia inglesa, tenía una liga muy dura con muchos africanos y españoles. En mi equipo había cuatro argentinos”.

 

Con el ascenso consumado de Unión de Mar del Plata a la B Nacional el 14 de noviembre de 2014, Fernando Ponce ya era uno más en el plantel que realizaba la pretemporada de cara al debut unionista en la segunda categoría del certamen argentino.

 

“Gustavo Noto me quería como zaguero, hice dupla en las prácticas con  Leo Formaggioni, un tipazo. Finalmente Cacho Pagano no me aceptó, él tenía sus jugadores y por expresa recomendación de Noto recalé en Alvarado,  dirigido por entonces por  Luis Nicoletti. Cerré mi contrato con el presidente Pablo Mirón un sábado en la Estación de Servicio de Colón y Champagnat y el lunes ya estaba entrenado en la villa deportiva”.

 

El 23 de mayo de 2015 el gol de César Cocchi le dio el triunfo a Ferro de General Pico ante Alvarado y desencadenó la renuncia del entrenador marplatense Luis Nicoletti. En forma interina asumieron Gustavo Gatti y Archi Ayala en el partido frente a Independiente de Neuquén. Ganó el Torito en el Minella 1 a 0 con un  tanto de Panchito Molina. Ponce debutó oficialmente, ingresó en el segundo tiempo, en tanto, el flamante entrenador Duilio Botella observaba a su futuro equipo desde uno de los palcos del estadio.

 

“Con Duilio me paso algo único. Él se jugó una ficha enorme por mí. Jugué siempre, en varias posiciones, tenía toda su confianza. Fue el técnico más importante de mi carrera. Tal vez cuando él se fue de Alvarado, por ser tan “Botellista”, no pude mejorar mi contrato. Yo esperaba un reconociendo económico por mi desempeño. Me sentí desvalorizado y me fui a Defensores de Belgrano de Villa Ramallo y luego pasé a Sportivo Belgrano de San Francisco, Córdoba”.

 

En los días previos al histórico 1 de agosto de 2018, fecha pautada para el cotejo por Copa Argentina entre Alvarado y Boca Juniors, un flamante presidente, Wenceslao “Wenchy” Méndez,  con la venia del entrenador Mauricio Giganti, apostó nuevamente por el lateral zurdo que parece hecho a la medida del temple y el corazón de los simpatizantes de Alvarado. Fernando Ponce, el bravío marcador de punta con ínfulas de wing setentoso, retornaba al club.

“Yo me siento muy identificado con Alvarado. El club me dio mucho, por eso deseseaba tanto el ascenso, para poder devolverle a Gustavo Gatti, a Mauricio Giganti, al Trapo Ceballos, a Wenchy y a toda  la hinchada, la confianza que depositaron en mí”.

 

Fernando Ponce es sin lugar dudas un caudillo, un marcador de punta hecho a la medida de Alvarado, un virtuoso lateral zurdo, un caudillo, rebelde que despierta aplausos más allá de su límite territorial, un defensor que también tiene el gol entre ceja y ceja.

 

Los viejos hinchunes del fútbol marplatense atesoran en su memoria a un puñado de futbolistas balcarceños que jerarquizaron y potenciaron con su presencia notables equipos de la ciudad. Antonio Ruberto, Fernando Telechea, Jorge Fernández, Alejandro Edelmiro Mascareño y el Chivo Álvarez, entre otros, aparecen instintivamente en una nómina casi antojadiza de buenos recuerdos.

 

Fernando Ponce, acordó finalmente su continuidad profesional en el equipo que orientará tácticamente Walter Coyette.  El lateral zurdo firmó un contrato que lo vincula a Alvarado por dieciocho meses más. Cabe señalar que Ponce junto a Tomás Mantia, Juan Ramón Alsina  y Leonardo Navarro, son los únicos sobrevivientes de la gestión del ex entrenador Juan Pablo Pumpido.

 

“Estoy muy feliz, yo quiero mucho al club. Es un lindo desafío para mí  afrontar el torneo con un plantel prácticamente nuevo.  Estoy muy  agradecido con  Wenchy Méndez por la paciencia a la hora de las negociaciones en este mercado de pases tan raro y porque volvió a confiar en mí. La lealtad y el respeto que tiene Wenchy conmigo no se consigue en cualquier presidente”.

 

Fernando Ponce en las difíciles suele arengar a sus compañeros con una frase que lo pinta de cuerpo entero. “Hay que meter zapatilla”, es su pregón futbolero para afrontar momentos difíciles. Fernando Ponce, un balcarceño que jerarquiza la historia del Toro bravo de la ciudad, cercano a cumplir 28 años de edad,  seguirá transitando a puro coraje la banda zurda de Alvarado en la Primera Nacional. Un futbolista hecho a la medida de un club pasional, un rebelde que nunca renuncia a sus sueños, un caudillo que nunca se permite dejar de luchar.

 

Mario Giannotti

 

Comentarios de los lectores

  1. Antonio Ruberto dice:

    Qué grande Fernandito!!!Un luchador de verdad

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