El Toro Daniel Abelén, el último romántico

El Toro Daniel Abelén, el último romántico

Esta historia pretende descifrar el alma de un hombre del fútbol que ama lo que hace, de un incansable luchador, un profeta del buen juego, un admirable difusor de buenas ideas, un ser humano valiente que se aferra a la vida con la bravura de un toro.

sábado, 4 de julio de 2020

“Uno cumple las funciones de un maestro. Yo estoy con la pedagogía de Paulo Freire: el maestro no enseña nada, ayuda a aprender al alumno. Y yo también. Transmito lo que he aprendido de Menotti, de Erico, de Sastre, de Pedernera y de tantos maestros.»

Ángel Cappa

 

El título de una crónica es para muchos de los que desandamos el camino de la escritura, una cuidadosa y bien pensada radiografía del alma de nuestro entrevistado. Una invitación, un pase entre líneas para que el lector pueda recorrer airoso el camino al arco rival. Un buen título es un toque de atención, es el murmullo compartido en la tribuna cuando el estratega del equipo hace una pequeña pausa, levanta la cabeza y mete una pelota imposible para que el nueve se llene la boca de gol.

 

Pienso a muchos de los que han leído la palabra romántico elucubrando en sus cabezas la imagen de un hombre dócil, débil, volátil  y enamoradizo. Acaso, el imaginario popular a través de los años fue desvirtuando el significado de algunas palabras y en la actualidad se utilizan con un sentido metafórico, comparativo o figurado, para representar un concepto o una idea preconcebida o errónea.

 

En consecuencia escribo, pienso y los invito a repensar al protagonista de esta líneas como un a un fiel representante del Romanticismo del siglo XIX, una época caracterizada por profundos cambios políticos, económicos y sociales. El romántico es un hombre rebelde que proclama su derecho a expresarse, el derecho del individuo frente a la sociedad, del obrero frente al patrón. Desafía al poder, rechaza reglas, expresa abiertamente sus emociones, pondera lo nacional y popular.

 

Daniel Abelén, el Toro, encaja casi a la perfección en los parámetros filosóficos de aquellos hombres que luchaban por una sociedad más bella, más igualitaria. Abanderados de una revolución externa y una revolución interna, propagadores de un cambio radical de actitud en cuanto al valor de la experiencia íntima humana.

 

Abelén nació el 29 de agosto de 1953 en Berisso. Sus primeras historias futboleras sobreviven intactas en su memoria de niño. El potrero, los baldíos, el barrio, forjaron su personalidad y le enseñaron a respetar al otro, al compañero. En el campito de doma, cruzando el zanjón, en el taller de Carusotti  o en el patio del  colegio, su zurda despertaba la admiración de los vecinos y los compañeros de los picados. Martulla, el viejo ferretero de su cuadra, le presagió un venturoso futuro en primera división porque según él “era el único pibe que jugaba a un toque”.

Empezó en las divisiones menores de Gimnasia y Esgrima La Plata hasta que su entrenador pasó a dirigir a los Pinchas y lo convocó para formar parte de las inferiores de Estudiantes.

 

“Cuando me fui a probar, tendría 11 o 12 años, cuando estábamos terminando de jugar, me saqué los botines porque me lastimaban los pies y terminé los últimos minutos descalzo. El Vasco Urriolabeitia miró al resto de los entrenadores y les dijo: “A ese zurdito déjenlo que es un toro”. Ahí nació mi apodo y mi carrera futbolística en Estudiantes  de la Plata”.

 

Muchos lo recuerdan como un laborioso e incansable mediocampista por izquierda, inteligente, aguerrido, solidario. Formó parte de la mítica “tercera que mata”, una legendaria divisional Pincharrata que ganó consecutivamente varios campeonatos bajo la conducción táctica estratégica de Miguel Ignomiriello y el Negro Antonio. En 1970 debutó marcando un gol en un clásico con los Triperos.

 

“En primera debuté en Uruguay, en Colonia, en un partido amistoso. Me quedo pero discuto con Carlos Bilardo que lo había traído a Carlos Pachamé de Boca y los dirigentes me mandan a Los Andes, pero yo elijo Kimberley, un grande del interior, conozco Mar del Plata y me enamoro de la ciudad. Llegué en 1974, arreglé por muy buena plata, me comí seis meses de suplente hasta que finalmente me acoplé a un gran equipo”.

 

Su primera experiencia en el fútbol marplatense fue tan intensa que marcó a fuego su destino y su participación en los mejores equipos de la  ciudad. En 1975 vivenció un doloroso impasse. Su papá, humilde obrero de la destilería de YPF en Berisso,  se enfermó de gravedad, circunstancia que lo llevó a tomar la decisión de acompañarlo hasta el día de su muerte. Fichó, jugó y fue figura en Villa San Carlos, club que militaba en la C.

 

Su regresó a Mar del Plata fue gracias al dirigente gremial Diego Ibañez quien lo convenció para que vistiera los colores de Talleres. Repaso y enumero arbitrariamente  algunos de los equipos en los cuales, por su liderazgo natural, fue referente obligado dentro y fuera de la cancha. Círculo Deportivo, Mitre, San Lorenzo, Huracán de Parque Patricios, Sarmiento de Junín, Estudiantes de Olavarría, Quilmes de Tres Arroyos, Su retiro fue en 1989 en River de Mar del Plata.

Aquel zurdo muy inteligente, que jugaba simple, que desplegaba en cada partido un vertiginoso e envidiable despliegue físico, que siempre mediaba para resolver conflictos grupales en los vestuarios, se había transformado casi sin proponérselo en un promisorio entrenador. En un formador que trasmitía a pura pasión su amor por el fútbol. Dueño de un discurso movilizador, atrapante, pletórico de un contagioso lirismo, apuntalado desde los conocimientos, las experiencias vividas y de sólidos fundamentos argumentativos. El Toro se convirtió en un romántico que transfería a corazón abierto los primeros conceptos para aquellos que  se soñaban directores técnicos.

 

“El secreto es la técnica, es la pelota. Yo entendía el juego. A los mediocres los están haciendo mejores con la tecnología pero les están matando el talento. Yo corría, no era un negado, era inteligente, por eso no niego la tecnología, pero somos más que eso. Hay un solo fútbol que es el  juego, que es lo que se enamora a un niño. En las clases trabajadoras donde yo me crié la única manera de disfrute era sentir el ole de la tribuna, el toque de  los equipos que jugaban bien. Yo me solidaricé con la gente que laburaba toda la semana y se iba contenta de la cancha porque había visto un partidazo”.

 

En la actualidad, tras su paso como entrenador de Amigos Unidos en Balcarce, el Toro Abelén sigue desarrollando exitosamente  su tarea como Supervisor General del Curso de Directores Técnicos de fútbol en Mar del Plata. Sus alumnos, muchos recibidos y con una prometedora y destacada trayectoria profesional, destacan su vocación docente y su inquebrantable compromiso con la defensa del juego. Ricardo Juan, periodista, integrante del cuerpo técnico de Independiente de Mar del Plata, puso en palabras un sentimiento que aúna el afecto de muchos de los jóvenes egresados. Su reflexión es una  síntesis perfecta, una caricia, un abrazo de gol.

 

El Toro Abelén transmite pasión por el juego y por la capacitación constante. Lo conocí personalmente en el curso de entrenador y, si bien la mayoría de los alumnos ya teníamos ese amor por el fútbol, él nos elevó el nivel de curiosidad sobre el juego. La importancia de los detalles y de la simpleza son dos puntos claves de su enseñanza. Con el tiempo me hice amigo del Toro, lo quiero mucho. Me enseñó infinidad de conceptos, con una generosidad que pocas veces vi. Conoce el juego con profundidad y sensibilidad. Y conserva la humildad de querer seguir aprendiendo para dotar de todas las herramientas a los futuros entrenadores”.

 

Desde su trinchera futbolera el Toro combate a los mercaderes del fútbol que nos quieren meros clientes de un espectáculo ideado solo y tan solo para ganar dinero. Donde el que gana es amo y señor y el que pierde un fracasado. Reniega de los directores técnicos intervencionistas porque atrofian la capacidad de raciocinio de los jugadores y se enoja con las absurdas comparaciones que miden el talento de los futbolistas de elíte.

 

“Cuando alguien hace prevalecer la táctica por sobre el talento individual logra que el jugador deje de pensar con su mente y lo haga con la mente del entrenador. El técnico intervencionista genera menos pensamiento y hay que recordar que el fútbol empieza siempre en la cabeza y termina en los pies. Por eso los distintos, los Messi, los Maradona los Pelé y los Cruyff, son un regalo de la vida”.

 

Daniel Abelén se referencia en César Luis Menotti, admira a Ángel Cappa, respeta al Cholo Simeone,  aunque sus equipos lo aburren, destaca a Pep Guardiola como el único que en los últimos años logró consolidar un estilo de juego. Le dedica un párrafo aparte a Marcelo Bielsa.

“Bielsa es lo más grande que me pasó en la vida,  más que el Flaco Menotti, porque tiene una capacidad de transmisión de enseñanza que no la tiene nadie, porque nació en una biblioteca con trecientos libros, porque  es honesto, es leal, es sano; pero no me gustan como juegan sus equipos. Son muy directos, no glorifican la pausa para encontrar el juego, y la pausa es lo más sagrado que tiene el fútbol. La pausa te da sorpresa, apariciones espontáneas, magia en los lugares donde no había en principio nada para generar espacios”.

 

Refuta a los aduladores de la tenencia franela, enuncia que bascular y que un pase para atrás no es posesión de la pelota y que en una cancha conviven  todas las escuelas y todas las ideas futbolísticas. Reconoce el trabajo profesional de Carlos Bilardo, pero critica con vehemencia su pobre condición humana y le endilga un alto grado de responsabilidad en gravísimos hechos que perjudicaron a clubes, dirigentes, jugadores  y entrenadores.

 

Sus disputas ideológicas con el poder le acarrearon muchos conflictos personales que lo perjudicaron en su profesión. Sabe con certeza que en la Liga Marplatense no es bien recibido, aunque allí tiene muchos amigos. Me confiesa con desdén que aprendió tarde, que aquella era una batalla perdida, que le costó treinta años de carrera y ser proscripto en más de una ocasión.

 

Recuerdo una magnífica definición de José Martí, uno de los héroes fundacionales de Cuba, que exaltaba como virtud de los hombres leales y revolucionarios la tenencia de duros adversarios. “Triste es no tener amigos, pero más triste debe ser no tener enemigos…, porque el que enemigo no tenga, es señal que no tiene: ni talento que haga sombra, ni carácter que impresione, ni valor temido, ni honra de la que murmuren, ni bienes que se codicien, ni cosa buena que se envidie”. 

 

Busco un guiño cómplices en Pitu Farías, talentosísimo cantautor de la ciudad, brillante y virtuoso ex jugador de fútbol, director técnico, ahijado, amigo y orgulloso discípulo futbolero del Toro. Le pido que me defina a Daniel Abelén. Hablamos cuarenta minutos por teléfono y en cada idea, en cada historia, en cada sueño, estaba presente la impronta personal del Toro, amigo y socio de su papá, un compañero incondicional en las buenas y en las malas.

 

El maestro Osvaldo Ardizzone en las páginas de la revista El Gráfico describió con su pluma soberbia y arrabalera las virtudes de Huracán en 1973: “La convicción sincera de una manera de jugar. De una manera de ganar. Hasta de una manera de golear (…) Así Huracán fue transformándose en ese “otro equipo” que todos tienen… El argumento del toque, la vocación ofensiva, la potencia y la claridad para definir. El fútbol que entra por los ojos y que, por sobre todo, frecuenta la red. Que comprende toda la obra. Que dispone de prólogo, de tema y de epílogo”.

 

Esta magnánima declaración de principios de Ardizzone encontró al fin y al cabo un equipo que supo interpretar una manera de entender el juego, un estilo, una historia. Acaso, cierto es que el futuro del fútbol argentino está en su pasado y que muchos como el entrañable Toro Daniel Abelén no son más que incansables transmisores de lo que han aprendido de Menotti, de Erico, de Sastre, de Perdenera y de tantos maestros.

Esta es una crónica periodística que reseña los días del Toro Abelén, el último romántico del futbol. Un hombre rebelde que proclama su derecho a expresarse, el derecho del individuo frente a la sociedad, del obrero frente al patrón. Un hombre que desafía al poder, que rechaza reglas, que expresa abiertamente sus emociones y pondera lo nacional y  popular.

 

Sobre el cierre del charla le preguntó por su estado de salud. Sé que hace cinco años que lucha denodadamente contra un cáncer de próstata que hizo metástasis en los huesos. Lo veo fuerte, entero. Nunca lo escuché enojarse ni maldecir su destino. Siempre encontré en él una mirada optimista, una manera valiente de afrontar su historia. Desborda pasión y tiene tantos proyectos que parecen rebalsarle los brazos. 

 

“Cuando tenía cinco años de edad me senté en la cama de mi abuelo para ver cómo se moría de cáncer, y después se murieron muchos parientes. ¿Cómo no voy a ser fuerte?, si mi enfermedad es parte mi vida. Por eso no me angustio, por eso no siento tristeza. Quizás será que lo he vivido todo… Si en el camino sos fuerte de la cabeza… tal vez le doblas el brazo a la suerte”.

 

Vuelvo al título de estas líneas, a esa pequeña pausa, al murmullo compartido de la tribuna cuando el estratega levanta la cabeza y mete un pase imposible para que el nueve se llene la boca de gol. Vuelvo al campito de doma y al taller de Carusotti en Berisso, vuelvo a la mirada tierna del Vasco Urriolabeitia para ese zurdito que jugaba descalzo porque los botines le lastimaban los pies. Vuelvo a ese torito que cruzó el tiempo y llegó hasta donde vive el mar, un Toro bravío que hoy rompe el viento y romántico al fin se aferra a sus sueños, un Toro valiente que se aferra a la vida.  

 

Mario Giannotti

 

Comentarios de los lectores

  1. Antonio Ruberto dice:

    Buenísimo, como siempre.Un apasionado del fútbol

  2. Claudio Giovanoni dice:

    Mamita, que buena definición de un gran amigo como el «Toro» Abelén. La leo, la releo y no puedo dejar de emocionarme ante tan lindo relato, felicitaciones Mario.
    Sin dudas que Daniel es de los pocos tipos que defienden una idea de juego con argumentos sólidos y con un amor por el fútbol que muestran que las utopías con el no existen.
    Siento mucho respeto por todo lo que nos transmite «El Toro», un verdadero maestro.!

  3. Cuesta Fernando dice:

    Muy buena!! Gran semblanza del Toro.

  4. Cristian llamas dice:

    Una gran persona que conozco gracias al fútbol y por su pasión,charlas concejos hoy estoy recibido de su escuela …hermosa nota toro querido muy merecida

  5. Daniel Espinosa dice:

    Sin más palabras, lo escrito, escrito esta y es un fiel reflejo de su pasión de toda la vida » el futbol» Un gran abrazo querido Toro!!!!

  6. Osmar Emir Pereyra dice:

    No lo conocía. Soy futbolero pero no sé nada del fútbol de Mar del Plata. Pero me fascinó la nota y este maravilloso ser humano. Y sus ideas acerca del fútbol, que comparto. Dichosos los que lo conocen.

  7. Yaquelin dice:

    No alcanzan palabras para definir al Toro, amigo, consejero, en quien iba en busca de consejos cuando su nieto y mi hijo jugaban juntos…xq a veces no es fácil para una mamá de fútbol ver la mejor manera de acompañar a un hijo en su sueño de ser jugador, la palabra justa y el abrazo cálido. Simplemente Gracias Toro y ojalá nos veamos pronto! Te queremos mucho!

  8. Luis Machado dice:

    El Toro un apasionado del futbol y gran persona.Lo tuve en el curso de tecnicos y me dejo muchas cosas buenas…sobre todo para la vida.Muy buena la nota ,los felicito.Abrazo maestro

  9. Samira dice:

    Mi eterno ídolo el más grande y el mejor papá y abuelo del mundo!!

  10. gabriel gómez dice:

    Como muchos lo conocí a fondo durante el curso de DTs,tipo entrañable y de esos que amas y peleas siempre a full…Gran Maestro y cuestionador 100% de lo que uno cree firme y seguro.Con una gran carrera jugando,pero más importante formando a futuras generaciones de técnicos.Vaya un abrazo al querido Toro y que pueda por mucho tiempo más dejarnos enseñanzas e ideas de qué es ese maravilloso mundo del fútbol,aunque en el medio sigamos discutiendo hasta un lateral a favor…

  11. Mario dice:

    QEPD Toro querido, luchaste hasta el minuto 90 y con varios hombres menos. Se te va a extrañar por acá, saludos al Colorado y al Diego.

  12. Lucas hernandez dice:

    Hermosa nota . La leo y la vuelvo a leer y siempre me emociono . La agradezco a la vida por darme el gusto de ser su alumno .

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