Juan Ignacio Macció: El capitán que juega con un corazón latiendo entre sus manos

Juan Ignacio Macció: El capitán que juega con un corazón latiendo entre sus manos

El pibe que se soñaba jugador de vóley en el patio de la casa de sus viejos se transformó tras un largo periplo profesional en el ídolo sencillo que deja huellas, que genera tradición, reconocimiento y sobre todas las cosas un invalorable sentido de pertenencia para sus pares más jóvenes.

viernes, 31 de enero de 2020

«El club es la única cédula de identidad en la que el hincha cree. Y en muchos casos, la camiseta, el himno y la bandera encarnan tradiciones entrañables, que se expresan en las canchas pero vienen de lo hondo de la historia de una comunidad».

Eduardo Galeano

 

Un estadio colmado abraza desde el afecto a un puñado de jugadores que afrontan un nuevo desafío deportivo que los trasciende. El público reconoce el esfuerzo de cada uno de ellos y les obsequia una conmovedora ovación tras su presentación en la difícil Liga A2 de Vóley. El capitán del equipo, Juan Ignacio Macció,  saludó a los simpatizantes del verdiblanco y agradeció el incondicional acompañamiento para esta segunda participación en el certamen.

 

El pibe que se soñaba jugador de vóley en el patio de la casa de sus viejos se transformó tras un largo periplo profesional en el ídolo sencillo que deja huellas, que genera tradición, reconocimiento y sobre todas las cosas un invalorable sentido de pertenencia para sus pares más jóvenes.

 

Marcelo Bielsa, cierta vez,  en el marco de una de sus controversiales conferencias de prensa explicó el valor identitario de un líder positivo al señalar que “la figura central de un equipo, a la que todos llaman ídolo, es la forma de interpretar el juego, es a quien todos desean parecerse, es quien porta un sello referencial.  La identificación de algún modo es lo que otro imagina que vos sos, y eso es una cosa muy linda, porque si el otro te imagina de una manera y la manera que vos deseas que te imaginen, tiene pureza y tiene dimensión, empieza a mejorar todo lo que sucede en un equipo”.

 

Juan Ignacio Macció, Juani para el mundillo del vóley,  armador y capitán del Club Once Unidos, concretó un ansiado anhelo personal: jugar en su ciudad, entregarle a Mar del Plata desde un campo de juego el talento que supo perfeccionar en el seleccionado argentino y en cada uno de los equipos de liga que integró.

 

Cuando surgió la posibilidad de participar en la A2, Horacio Taccone, presidente del club y alma máter del proyecto, lo invitó a formar  parte encuentro  y fue categórico con quien había ocupado en la fase clasificatoria un lugar como asistente técnico. “Juani si la jugamos no me imagino al equipo sin vos”.

Vale recordar que Once Unidos había conquistado dos Copas Argentinas  en 2017  con las categorías Sub 17 y Sub 19, conquistas que lo catapultaron a partir  del potencial de sus ascendentes juveniles a la soñada Liga Nacional.

 

“Yo ingresé al club en 2018 como entrenador de la categoría Sub 15. Estaba terminando la carrera de Educación Física en el CADS, tenía 29 años de edad. Había dejado de jugar a los 25 siendo armador titular de Ciudad de Buenos Aires. Allí vivencié una crisis personal que me permitió repensar mi futuro profesional. Las opciones por entonces eran probar suerte en el exterior, insistir en la Liga Nacional para lograr un lugar en UPCN o Bolívar, sin dudas los dos más importantes equipos del país o regresar a Mar del Plata para estudiar el profesorado. Siempre fui muy familiero, extrañaba mucho y entonces  finalmente opté por la vuelta a mi ciudad, a mis afectos”.

 

El mítico entrenador Julio Velasco suele decir que “los líderes surgen, no se proponen”. Tal vez este preciso dictamen  de uno de los principales referentes del vóley mundial encaje a la perfección a la hora de describir el desempeño de Juan Ignacio Macció en el plantel de Once Unidos. Un veterano que cargó sobre sus hombros la inexperiencia y los temores iniciales de los más jóvenes. Un consagrado que festejó a corazón abierto cada uno de los triunfos obtenidos, un experto que arengó en las malas como un bravío capitán, un avezado armador que vivió y vive cada partido con la entrega irrenunciable de un novato que se ilusiona con una convocatoria a la Selección Argentina.

 

“Siempre pienso bien, nunca pienso que nos quieren perjudicar y en un deporte como el vóley donde se convive constantemente con el error, para muchos entrenadores esto es considerado una virtud. Quizás por esta razón siempre fui elegido capitán. Yo me pienso un líder positivo dentro y fuera de la cancha, soy muy responsable y me siento cómodo en el rol de espejo para los más chicos. En este torneo le dije a mis compañeros que jueguen sin miedos, que descansen en mi tranquilidad.”

 

La travesía del Club Once Unidos por la Liga A2 en 2019 fue un éxito que amalgamó las mejores virtudes de una comunidad deportiva. Dirigentes, cuerpo técnico, jugadores, sponsors, socios, familiares, allegados y simpatizantes aunados con un objetivo común. Un proyecto que ratificó en los hechos un admirable postulado filosófico: “Cómo lo consigo, es más importante que cuánto consigo”. En 2020 el desafío es repetir y potenciar  todo lo bueno del año anterior.

 

Juan Ignacio Macció, jugador emblema de las selecciones nacionales de vóley, integrante de una de las mejores camadas de talentos, entre los que se destacan Pablo Crer, Franco López, Facundo Conte y Nicolás Uriarte entre otros, marcó camino y dejó huella.

 

El pibe que se soñaba jugador profesional en el patio de la casa de sus viejos, la maestra María Martha y el profe Andrés, que aprendió el “oficio” en el gimnasio del Instituto Albert Einstein, Luz y Fuerza y Mar Chiquita, el adolescente que maduró su pasión en Belgrano de Córdoba y Sonder Rosario, el joven que  se hizo hombre en Villa María Vóley, Catamarca Vóley, Boca Juniors y Ciudad de Buenos Aires; se reencontró emocionalmente  en Once Unidos con una pasión que los desborda.

 

Juani Macció fiel a su esencia pensó bien y casi sin proponérselo se convirtió en un  ídolo sencillo que transmite sentido de pertenencia, experiencia y sabiduría. Un capitán que jugó y juega cada partido con un corazón latiendo entre sus manos.

 

Mario Giannotti

 

Comentarios de los lectores

  1. María Guillermina dice:

    Excelente nota, sin duda Juani es un ídolo y un jugador esepcional!! Grande Juani

  2. Leonardo Russo dice:

    Excelente nota, Juani sos todo un ganador adentro y fuera de la cancha y ejemplo de conducta para tus compañeros y alumnos te felicito.!!!

  3. Enrique Jorge Caruso dice:

    Corría los años 1999-2000,se habían hecho varias Ligas Mundiales de Voleibol en el Polideportivo Islas Malvinas y convocado por el Arq. Alejandro Bolgeri (a quien se le debe haber traído el Voleibol a la ciudad) comencé a trabajar en ellos acercando chicos que cursaban la carrera de Educacíon Física, para que se integraran al grupo de trabajo. Entre ellos estaban mi hija menor Maria Celeste en el tablero manual y Juani era secapisos y balonero. En el 2002 se hace el Campeonato Mundial de Voleibol en Argentina y Mar del Plata era una de las sedes y como el equipo estaba armado, Juani era el encargado de entrenar a los baloneros y secapisos.
    Corren los años y en la entrega de los premios Lobos de Mar, el peridista Luis Carlos Secuelo me invita a entregar el de Voleibol y el ganador fue Juan Ignacio Macció (su papá había sido alumno mi en la carrera de Educ. Física en el ISFD Nº 19). Finalizado el acato de entrega, nos juntamos la familia Macció y Juani me dice «GRACIAS POR TODO» a los cual le contesto » Juani,yo no te enseñe voleibol» y su respuesta fue: «No, pero el bichito del Voleibol me los hiciste picar vos».Una simple anécdota de un GRANDE.

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