Un zurdazo inmortal del hijo de Cachuzo

Un zurdazo inmortal del hijo de Cachuzo

El protagonista de estas líneas, Jorge Gáspari, nació el 3 Noviembre de 1958 en Mar del Plata, su apellido está íntimamente vinculado a la historia del Club Quilmes de nuestra ciudad, proviene de una familia de futbolistas reconocidos, su padre, sus tíos y su hermano fueron jugadores del Tricolor y la selección local.

miércoles, 30 de octubre de 2019

Con sólo dieciséis años de edad el entrenador Nito Veiga lo hizo debutar en primera división ante Kimberley y a partir de allí  comenzó a darle forma a una exitosa trayectoria como futbolista profesional. Carrera que alcanzó su máximo esplendor, tras un zurdazo memorable, un recordado 29 de octubre de 1978.

 

Viejo hinchunes del fútbol liguista cuentan que para afrontar el Torneo Nacional de Primera A, pasada la mitad del año 1976, Quilmes Atlético Club posó su mirada en Mar del Plata con el objetivo puesto en un número nueve que pudiera reemplazar  a Palín González, transferido al Rayo Vallecano de España. En consecuencia, desembarcaron en la ciudad  el técnico Miguel Ángel Basílico y el directivo José María Algañaraz quienes eligieron al delantero de General Mitre Daniel Sancisi.  En su búsqueda descubrieron también a un  rubio mediocampista juvenil que comenzaba a destacarse en el certamen  local.  Jorge Gáspari, hijo de Cachuzo, gloria futbolística de la historia del Club Quilmes de Mar del Plata, se sumaba al Cervecero para completar el plantel y jugar en tercera división.

 

Reitero,  la consagración de Jorge Gáspari, protagonista de esta columna, centrocampista forjado en las divisiones menores del Tricolor marplatense, se produjo el 29 de octubre de 1978  en el Gigante de Arroyito, en Rosario.

Quilmes empataba 2 a 2 con Central, el Pampeano Félix Lorenzo Orte y el marplatense Guillermo Trama habían marcado para los Canayas. En tanto, Luis Andreuchi con sendos penales decretaba el empate transitorio para los visitantes.

 

Vale señalar que este resultado parcial le otorgaba el título al Boca del Toto Juan Carlos Lorenzo. Fue entonces cuando la diosa fortuna se trepó al empeine zurdo del pibe rubio y a los siete minutos del segundo tiempo le dio forma a una verdadera obra maestra, y ese gol del triunfo estuvo a la altura de su significación. No era uno más, era el título. Y no fue uno más. Fue espectacular. Bianchini se la llevó desde la derecha hacia el centro dejando rivales en el camino, y la tocó al medio, por donde llegaba Gáspari. El zurdazo fue impecable. El taponazo alto al palo izquierdo de Ferrero, inatajable. Éxtasis Cervecera y gol inmortal del hijo de Cachuzo.

 

 Escribió el periodista Juvenal en la revista El Gráfico: “Cuando Arturo Ithurralde levantó su mano indicando un minuto de descuento, José Yudica creyó que había marcado el fin de la lucha y entró corriendo a festejar el título. Pero quedaban todavía sesenta segundos más. Fue el minuto más largo del campeonato. Cuando terminó y con él bajó el telón del Metropolitano, todo Quilmes se lanzó a un festejo interminable, maravilloso, único. La hazaña estaba cumplida. En el reloj del fútbol había sonado la hora de los humildes. Quilmes era el nuevo campeón”. De regreso a Quilmes, los hinchas coparon su estadio para prolongar un festejo apoteótico”.

El Indio Omar Gómez, según Hugo Tocalli, después de Diego el mejor 10 que vio en su vida, fue la revelación del Metro 78’, Horacio Milozzi y Horacio Salinas fueron los futbolistas con más partidos jugados en el torneo y Luis Andreuchi con 21 tantos fue el goleador del certamen.

 

Por su parte el marplatense Jorge Gáspari fue mucho más que un héroe. Su zapatazo tuvo la prestancia y el talento mareador del Indio Gómez, el aplomo en la pegada de Milozzi, el olfato goleador de Andreuchi y un corazón Cervecero, Tricolor,  Quilmeño, volando desde su pie zurdo hacia la inmortalidad.

 

Mario Giannotti

 

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